
Anexo
Módulo 13
Te dejo el archivo del Anexo de Meditaciones
Ejercicio que genera un salto cuántico en el sistema familiar.
Los invito a hacer un ejercicio…
Cerra los ojos, conectar con algún ancestro que haya sido asesinado o que haya
asesinado a alguien. No necesitamos saber quién es. Puede incluso ser de muchas
generaciones atrás.
Un ancestro que necesita la reconciliación con el otro (víctima o perpetrador). Solo
descansaran en paz, cuando se reconcilien, cuando se junten. Y para ese movimiento
necesitan de un descendiente, alguien más.
Visualiza a un fallecido, que fué asesinado o asesino, enfrente su opuesto; comenza a
respirar y mirar a los dos por igual, hacerles lugar en tu corazón. Observalos a ellos,
hasta que sientas que podes tomar a los dos juntos en tu corazón. Es muy importante
este movimiento de reconciliación, incluso si no sabemos quienes son.
EJERCICIOS DE HELLINGER EN LA DINÁMICA VÍCTIMA Y PERPETRADOR
Yo, víctima y perpetrador
Cerrar los ojos… Entraremos en nuestra alma, retrocederemos bien hacia atrás en nuestro pasado… reviviremos en qué momento nos hemos sentido y comportado como víctimas… Bien atrás… Hacia nuestra infancia… Y ahora vamos a unirnos al sentimiento que hay detrás de esto… La rabia, el desear cosas malas al otro, frente al que me sentí víctima, desear aún la muerte al otro… O a otros… Y entonces unimos los dos sentimientos sintiéndolos a la vez… Y a los dos les decimos: Así soy yo…. Ambas cosas a la vez… Y sentimos como las dos respiran: la víctima y el perpetrador… Permitimos que ambos suelten su postura y se abracen… Y se miren a los ojos… Y sentimos qué sucede dentro de nosotros: nos volvemos uno solo… Si las dos cosas pueden ser simplemente tal como son, entonces estaremos completos… Una buena sensación... Sólo seres humanos todos…. Te deseo lo mejor Cerrar los ojos… Representaros a alguien a quien temáis… o rechacéis… o que os haya hecho algo… o alguien a quien hayáis hecho algo… Y entrad en una vibración o sintonía de tomar al otro tal como es, deseándole lo mejor… Tal como es… Sentid cómo gradualmente el otro entra en esa sintonía y fluye a la par nuestra… Cómo entramos nosotros en su fluir… En esa vibración del otro que fluye hacia nosotros podemos descubrir algo propio… Algo de nosotros mismos… Y el otro descubre en nuestra vibración hacia él algo nuestro… Éste es un buen ejercicio para un trabajo con parejas.
Meditación de Bert Hellinger
Cierra los ojos. Abre la boca ligeramente y respira profunda y tranquilamente, eso es. Y permítete caer a algo profundo que te recibe suavemente, incomprensible. Y con esta fuerza profunda dirígete al reino de los muertos- y míralos- las víctimas y los asesinos. Y junto a las víctimas, sus padres y junto a los perpetradores, sus padres. E inclínate frente a las víctimas y sus padres y frente a los perpetradores y sus padres. Y ahora toma a tus dos hijos de la mano y junto con ellos inclínate ante las víctimas y sus padres y ante los perpetradores y sus padres. Luego mira más allá de los muertos hacia el horizonte. Está vacío y, sin embargo, allí, muy tenue, aparece la verdadera fuerza, el ángel que los guía, a todos, en la misma medida, a los muertos, no importa el tipo que sean- y a ti y tus hijos. Inclínate frente a él y dile: "Por favor, bendíceme a mí y a mis hijos". Luego retírate lentamente junto con tus hijos, cada vez más lejos, muy lejos, hasta que el reino de los muertos se esfume. Luego lleva a tus hijos a tu corazón y diles: "Yo os bendigo". Y ahora mira a los padres de los hijos, a ambos, y diles: "Gracias".
(…)
Cerramos los ojos, nos tranquilizamos, nos centramos en nuestro centro, en el centro
vacío. Este centro es amplio- y profundo y en el centro, dado que está vacío, hay
espacio para todo. Ahora todos pueden acudir a este centro, todos de nuestro pueblo,
sin importar su patria, y todos los muertos- las víctimas. Ahora podemos reconocerles
su pertenencia y podemos acostarnos junto a ellos y decirles: "Uno de ustedes soy
también yo". Ser igual a los muertos-e incluso más allá a las demás víctimas, a los
llamados enemigos- aquéllos que fueron asesinados o que perecieron por el gas-los
niños, los discapacitados, que fueron muertos, la vida considerada indigna- y
acostarnos junto a ellos como iguales. Cuando el corazón se expande hasta permitir
que ellos sean iguales a nosotros y nosotros nos volvemos iguales a ellos, junto con
ellos encontramos paz. Luego la mirada se dirige a los perpetradores, los asesinos, los
líderes- y también a ellos podemos ofrecer: "Yo soy igual a ustedes- y ustedes pueden
ser iguales a mí".
El enorme ejército de muertos, de las víctimas y los perpetradores, se encuentra ante
algo más grande, algo al que ellos están entregados y que dispone de ellos. Ante eso
más grande también nosotros podemos ser iguales a todos. De aquello que parece
espantoso o malo y terrible al final viene paz, si permitimos que sea tal como fue y si
permitimos que continúe actuando hacia algo que al final reconcilie a todos. Luego de
un tiempo. Y ahora volvemos lentamente.